domingo, 19 de febrero de 2012

Diosa De Fuejo

Fuego en mi cuerpo es lo que siento cuando te pienso, cuando te siento, desatas corrientes, tormentas ígneas; que son explosivas e intencionadas desde mis cúspides y llanos anatómicos en puntos y aristas. Y mi piel se enciende con cada instante en que te robo en tus sueños para hacer un eclipse, en una inmensa locura de placer, que trastoca cada sentimiento, cada suspiro que hace de nuestras almas un fenecer de fuego.
Así con cada centímetro de mi cuerpo provocas que grandes estallidos de fuego, que me desarman, que me entregan totalmente al momento, al goce, con sacudidas que encienden pirómanamente cada zona, y esa necesidad se torna más constate el deseo de un placer de fuego que incitas en mi volviéndome un torbellino de un ser embravecido pidiendo llamaradas que nos quemen.
Porque soy tu Venus de fuego;  la diosa erótica de tus sueños que arde y que con deseos ardientes de tenerte arde de pasión, bajo la hoguera mi vientre, te quemaras con el aliento de mi boca. ¡Oh diosa Venus! Volcán ardiente que inquietas tus deseos.
Tu cuerpo es la ofrenda desnuda en los rituales
lujuriosos, donde entono himnos hurtados de los caprichos y las ganas
de abrazarte relucen en los comienzos de las llamas donde arden todos los sentidos.
Soy la excusa para prender tus nostalgias salpicadas de frío, una ola de calor
naufragando los horizontes invertidos de tus ríos que evaporan deseos incontrolables,  dejando en la orilla, una grieta moldeable alcanzable a mis manos. Deambulo en tus lienzos y mi pincel endurece,  dibuja una danza de ecos lejanos, en lo profundo de tu fuego escondido.
La Dama Gris