jueves, 27 de octubre de 2011

Tu Geografía


La misión de hoy es conquistarte
acercarme sin miedo a tus fronteras
estudiar tu geografía y explorarte
sin mapa perderme dondequiera.


Pasear por el bosque de tu pelo
mirarme en tus ojos cristalinos
resbalar por los senderos de tu cuello
descubrir nuevos caminos.

Buscar la fisura de tu boca
saciar mi hambre con su miel
llegar donde los ríos desembocan
para bajar suavemente hasta tu piel.

Asentarme en el llano de tu pecho
recorrerlo lentamente con mis labios
entre hierbas sigilosa y al asecho
adueñarme de tu erario.

Continuar por las llanuras de tu abdomen
bordeando con mi dedo el pozo de tu ombligo
controlarme pues las dudas me carcomen
no sé si continuar, no sé si prosigo.

Al fin, un relieve he divisado
donde yace la fuente de la vida
sin equipo de rastreo lo he encontrado
la gruta del amor no está escondida.

He llegado a la tierra deseada
los recursos aquí son abundantes
he cerrado para siempre las entradas
se prohíben caminantes.

De polo a polo es mío tu paisaje
de este a oeste, de norte a sur
a mi país que nadie viaje
el compartirte no es mi virtud.

Por todas las regiones de tu anatomía
sin brújula ni mapas he viajado
quiero ser experta de tu geografía
y entiendas de una vez que has sido conquistado.

KJVA

miércoles, 26 de octubre de 2011

Los Ojos Negros De Mi Amore Mio

Cuenta la historia que un Amore Mio, de ojos negros profundos, encantó a una mujer, quien se sintió seducida de aquella mirada coqueta fija e intensa. Y sintió ella una calida sensación, que esos ojos negros la perturbaban en las tardes porque sentía que ellos iluminaban la aurora de sus sentidos, que en las mañanas deseaba pinceladas de miel de aquellas suaves, tiernas y apasionadas miradas; y que en las noches anhelaba el dulzor de sus ojos, de miradas más que palabras.

De aquella mirada de sus ojos negros que ella fijamente no negaba, que le atraía, que la inquietaba, estimaba que esos ojos abiertos con vivas y audaces miradas de fuego, le permitían declararle a su Amore Mio, varios—¡Te quiero!, ¡te quiero!, y lanzarle un beso a esa tierna mirada no anhelo otra sensación más placentera y gloriosa que tus ojos y aquellas miradas tan indescriptibles, tan extasiadas, AMOR cada vez que los veo me pierdo en ellos y pregunto que tienen tus ojos y aquellas miradas que no hago más que buscarlos ¿qué hiciste para cautivarme?

KJVA